La violencia machista sigue dejando un rastro de dolor en Bizkaia. No solo no se detiene, sino que se intensifica con el paso del tiempo, como una herida que no cicatriza. En 2024, las denuncias de mujeres que sufrieron agresiones a manos de sus parejas, exparejas, familiares o desconocidos alcanzaron un nuevo y desolador récord: 3.611 casos fueron registrados por la Ertzaintza en nuestro Territorio Histórico, un 30% más que hace una década. Este aumento evidencia una realidad insoportable y evidencia la necesidad de una lucha que no puede detenerse.
Pero las cifras son mucho más que números fríos. Son historias de miedo y resistencia, de vidas quebradas y también de valentías. En la última década, 23.308 denuncias han sido registradas policialmente, según el Observatorio Contra la Violencia Machista. No hay rincón del territorio que no haya sido tocado por esta vulneración de los Derechos Humanos: desde pequeños municipios como Gizaburuaga hasta las grandes ciudades como Bilbao, Getxo o Barakaldo.
Pero el dolor no nos doblega. Nosotras, las mujeres de hoy, somos el eco vibrante de todas aquellas que lucharon antes. Somos herederas de las feministas que desafiaron los mandatos impuestos, de nuestras madres y abuelas que, con su resistencia cotidiana, pavimentaron el camino que ahora transitamos.
Nada está conquistado para siempre. Cada derecho logrado es una victoria frágil, susceptible de ser arrebatada en tiempos de crisis. Simone de Beauvoir lo advirtió con clarividencia: «No olvidéis jamás que bastará una crisis política, económica o religiosa para que los derechos de las mujeres vuelvan a ser cuestionados. Estos derechos nunca se dan por adquiridos, debéis permanecer vigilantes toda vuestra vida.»
Desde el 8 de marzo de 2018, hemos visto cómo el patriarcado se viene rearmando con nuevos discursos y viejas estrategias para frenar la igualdad. Pero aquel día quedó grabado en la memoria colectiva de Bizkaia como un punto de inflexión, un estallido de dignidad que sacudió calles, plazas y conciencias. Miles de mujeres inundamos Bilbao, Barakaldo, Getxo, Durango y cada rincón del territorio con una huelga histórica: vaciamos los centros de trabajo, las aulas y los hogares para demostrar que, sin nosotras, el mundo se detiene.
Aquel 8M no fue solo una jornada de protesta; fue un grito unánime que hizo temblar los cimientos de una sociedad que nos quería calladas y sumisas. La Gran Vía de Bilbao se convirtió en un río imparable de mujeres coreando consignas, ondeando pañuelos morados, sosteniendo pancartas que exigían justicia. Se vivió la rabia contenida de generaciones enteras, pero también la fuerza de la sororidad, la certeza de que juntas éramos imparables.
Esa movilización masiva demostró que la lucha feminista en Bizkaia no era un eco lejano de otras partes del mundo, sino una fuerza propia, arraigada en nuestra historia y nuestra tierra. Desde entonces, las respuestas del patriarcado han sido furiosas: discursos negacionistas, ataques a nuestras conquistas, una reacción conservadora que intenta frenar el cambio. La escalada del número de victimizaciones por violencia machista en Bizkaia es la prueba irrefutable de que las estructuras de poder siguen resistiéndose a la transformación, aferrándose con fuerza a la opresión que tanto necesitamos desmantelar.
Queremos mirarnos y reconocernos en esta lucha. Somos mujeres que nos detenemos un instante para celebrar lo conquistado, recordar los obstáculos que aún persisten y renovar fuerzas. Como aquellas sirgueras que, con solo una cuerda y su tenacidad, remolcaban barcos por la ría. Como las mujeres que lavaban el mineral en las minas de La Arboleda y Gallarta, soportando un trabajo extenuante jamás reconocido. Como las que han cuidado incansablemente, sin derechos, sin salario, sin descanso. Cada una de nosotras es parte de una historia de resistencia, de dignidad, de lucha.
Renovamos nuestro compromiso con el feminismo. Reivindicamos nuestra agenda. Alzamos la mirada hacia un feminismo internacionalista que denuncia las grandes injusticias. La de la violencia de género es una de las batallas más necesarias de nuestro tiempo, y las cifras en Bizkaia nos gritan que no hay un solo segundo que perder.
En enero de 2023, Bilbao fue el escenario del Congreso EMAKUMEAK, un espacio de encuentro y reflexión donde mujeres diversas alzamos la voz, compartimos nuestras luchas y tejimos nuevas alianzas. Pero EMAKUMEAK es mucho más que un evento; es una estrategia viva, una red de apoyo que crece con cada historia compartida, con cada vínculo que se fortalece. Es un latido colectivo que no deja de resonar, que nos impulsa a seguir avanzando. Desde su inicio en 2022, ha sido un faro para el feminismo en Bizkaia, una trinchera de ideas, resistencia y transformación que sigue más vigente que nunca.
Porque fuimos, somos y seremos. Mujeres que resisten, avanzan y transforman.
TERESA LAESPADA, Diputada foral de Empleo, Cohesión social e Igualdad